Venganza marchita
Aquel lejano día de febrero nos trajo un cielo cargado de nubes negras que auguraban una jornada pasada por agua. Por si fuera poco, el viento soplaba con fuerza, lo que obligaba a la vegetación a realizar una forzada coreografía, que crecía en intensidad cuando alguna ráfaga huracanada lograba colarse entre los edificios que circundaban...