El romance del loco enamorado

El romance del loco enamorado

Paul Mertens

09/04/2023

Como tantas otras noches de insomnio había salido a caminar, deambulando por las calles mirando sin mirar. Lo de siempre, tratando de perderme en alguna parte. Recuerdo que me dirigía por la calle que va por detrás del hospital, cuando se aparece una chica delgada, de pelo castaño. Andaba en moto se detuvo me miro y me dijo “¿querés subir?”. Yo supuse que me conocía de algún lado así que me fui con ella. Nos dirigimos a el lugar donde trabajaba como asistente al consumidor en una estación de servicio.

Entramos por una puerta que se encontraba alejada de todo el establecimiento, que a su vez estaba conectada al mismo edificio. Abrió la puerta con mucha confianza. cuando entramos estaba llena de literas a los costados, donde descansaban algunos de los empleados de la estación de servicio que hacían doble turno. Seguimos derecho por del pasillo que queda entre cada cama hasta otra puerta que daba a un patio trasero. Fue ahí cuando empezarnos a conocernos y… a enamorarnos.

Nos sentamos en el césped debajo de un árbol ya que era una noche agradable. Hablamos mucho, siempre con tono amigable, como si ambos deseáramos estar juntos. Ella en un momento me pidió mi número de teléfono, cuando se lo di observo mi imagen de perfil en WhatsApp y se rió preguntándome porque tenía esa imagen, era una caricatura “del loco”, de balada para un loco de Astor Piazzolla. Ese dibujo lo había hecho un artista independiente hace muchos años, el cual ya no recuerdo su nombre. Así que procedí a explicarle que significaba el dibujo recitándole la letra de la canción. Le dije exactamente,

-¿No te das cuenta? Míralo bien, es una mezcla rara de penúltimo linyera y primer polizonte en un viaje a venus. Lleva medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavas en los pies y un banderín de taxi libre levantadas en cada mano. ¿Ves? te reís porque solo vos lo ves. ¿Ahora sabes de qué te estoy hablando?

La chica hizo una expresión como si hubiera descubierto algo y dijo

– Ahh si me suena.

A lo que yo inmediatamente le respondí

– Es el loco de balada para un loco de Astor Piazzolla.

Ella como queriendo terminar con la conversación me respondió afirmativamente. Aunque sinceramente dudo de que supiera de qué le estaba hablando.

Fue ahí cuando nos quedamos mirando un rato a los ojos, sonreíamos porque ambos sabíamos la razón, es ese momento en el que dos personas que se atraen y se sienten cómodas una frente a la otra, algo que es tan simple y que solo cuesta una sola palabra: “amor”.

Como la tenía muy cerca la tomé del hombro y le di el primer beso. Ella no se rehusó, luego de eso seguimos besándonos apasionadamente. En un momento yo me recosté en el suelo y ella se sentó arriba mio. Recuerdo su sonrisa y como hablaba. Me preguntó si me drogaba, yo le dije que estaba tratando de controlarme, porque estaba atravesando por un tratamiento del cual no le di demasiados detalles. No quise preguntarle si consumía drogas, porque supuse que sí lo hacía.

La cuestión es que justo estaciona un auto cerca del lugar en el que estábamos. Tuvimos tanta mala suerte de que era la supervisora del lugar y además había visto lo que estábamos haciendo.

Malhumorada la señora al reconocer a una de sus empleadas que estaba a los besos cuando se suponía que debía estar en su puesto de trabajo, le dijo que era inapropiado lo que estábamos haciendo y le aclaro que no se preocupe en volver, haciéndole entender que estaba despedida.

Sin saber qué hacer, le pedí disculpas de mil maneras a mi compañera, ella estaba como confundida, era una mezcla de alteración y furia, estaba callada con una expresión de enfado, hasta que finalmente en un arranque de ira me dijo – BUENO ESTA BIEN TANTAS VECES ME VAS A PEDIR PERDÓN. Quede helado, no sabía que más decir.

No recuerdo como terminamos en la calle del hospital donde nos conocimos, estábamos sentados en el cordón de la calle sin decir nada, ya estaba amaneciendo. Cuando me iba le dije “Nos vemos.. si es que nos volvemos a ver”. Ella hizo un gesto como de no haber escuchado lo que dije, por lo que le volví a repetir “si es que nos volvemos a ver”. Luego de eso me fui y no la volví a ver mas.

– ¿Y cómo se llamaba esa joven de su historia? Por qué no dijiste ningún nombre

– No recuerdo creo que era Ángela o Floriana.

– ¿Está seguro de que no la soñó y cree que esto haya pasado realmente?

– Pero doctor escúcheme ¿cómo la voy a soñar?

-Bueno… No es la primera vez que confundís un sueño con la realidad.

– ¡¡No!! ¡¡No!! ¡Si paso! ¡Paso! yo me acuerdo que paso.

– Y… ¿Hace cuánto que fue esto que me estas contando?

– Hace poco creo que fue hace dos o tres meses por ahí, aún sigo esperando que me mande algún mensaje.

-Mire señor Robles usted está internado aquí hace más de 6 años y en este hospital psiquiátrico no dejamos que los pacientes tengan celular. Por otro lado, dudo mucho que haya podido escaparse un día y tener este disparatado romance que me está contando.

– Pero ¿de qué está hablando? si yo vine acá por un dolor de garganta nada más. Mañana me voy. Le estoy diciendo que eso pasó, que realmente paso.

– Enfermero por favor venga a llevarse al paciente Robles, llévelo a su habitación y dele algún calmante para su… “dolor de garganta”.

-NO ME ESTÁN ESCUCHANDO CARAJO! ¡¡YO NO ESTOY LOCO, NO ESTOY LOCO!! YO ESTOY ACÁ POR UN DOLOR DE GARGANTA NADA MAS, SI ESTOY LOCO ES DE AMOR.

Música: Balada para un loco

Autor: Astor Piazzolla, Horacio Ferrer

Arreglo para guitarra: Rubén Ruiz

Interpretado por mi mismo

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