El espectador
Mi televisor sólo emite entierros sórdidos. Es una faena. Tengo como ochenta canales o más y en todos ellos, a todas horas, lo único que echan son entierros sórdidos. El patrón es siempre el mismo: un cementerio, un día lluvioso, dos asistentes que no derraman ni una lágrima. Se limitan a mirar el féretro. No...