Rumbo al ocaso.
Condujo un par de horas hacia el Oeste. La ruta parecía tranquila, casi no había vehículos. Aunque el calor era tan intenso que hacía crujir el asfalto y los animales salvajes se alborotaban desde las malezas intentando trasponer el camino. No todos lo lograban, y era normal ver bandadas de caranchos reunidas alrededor de la...