MI PEQUEÑA MUERTE
La llamábamos Morgan, aunque aquel no era su verdadero nombre. En ese barrio tan pequeño, todos la conocíamos. Sabíamos los nombres de todos, reconocíamos las virtudes de algunos, e intuíamos los vicios de muchos. Morgan iba a clases de ballet, y después de ensayar llegaba a casa dispuesta a ducharse. Se desvestía y vestía en...