El Barrio y El Tío

El Barrio y El Tío

Chimbotano Aldo

05/03/2016

Aquella mañana soleada de sábado, Junto a mi hermano y mi padre, salimos de casa—zona de Villa María—y caminamos por la Panamericana Norte, hacia el sur, a conocer la nueva casa —un módulo básico—a 6 horas al norte de Lima. La urbanización Bruces—estaba en medio del arenal— a casi 30 minutos de Chimbote. La empresa siderúrgica, ofrecía a sus trabajadores viviendas, era el verano del 72, a dos años después del terremoto del 70, mis padres decidieron cambiar de barrio, ilusionados llegamos a la nueva casa.

El vecino—“Milque»—nos ayudó haciendo las habitaciones de hombres: con Triplay, Maderas y Eternit. Y se contrató albañiles para enlucir algunas paredes y unificar el suelo de color azul, buscando comodidad a la familia. El barrio empezó a cambiar, al tener un maestro de obra a la mano—el tío caballero—y lo buscaban por ser chamba y puntual. Llegó para construir casas y se quedó, se integró al barrio sin titubear, para la gente del barrio—era nuestro tío—siempre con su gorra de Jorge Chavez.

   

…Albañil de la vecindad—orgulloso—de haber trabajado con él, aprendimos el oficio preparando mezclas de: ripio, arena, cemento y echando el agua a la medida; cortar varillas de fierros y armar las columnas, asentar paredes de ladrillos rojos—adoquines— y enlucirlos, que previamente se humedecían. Nos enseñó a preparar com mediciones, para el encofrado de techos, suelos, y para enlucir paredes,un buen mortero. Y techos con yeso, sin olvidar la regla y la plomada, que servían para nivelar, se aprendió instalar las cañerías de agua y desagüe, y cómo pasar el cableado hacia los puntos de conexión eléctrica…

…Cuando se llenaba techo, él se ponía serio—con voz firme— nos alentaba a cargar la lata con mezcla sobre el hombro—a medio llena— se subía por la rampa improvisada. Al llegar los camiones—con ladrillos—se tenía que descargar hasta hacer pilones de cien en cien, si era para una segunda planta, se lanzaba los ladrillos de uno a uno, mientras el otro lo recibía con buen punche. Jóvenes y adultos, a veces los propios dueños de las casas, se ponían a trabajar con él, intentando bajar los costes de la obra. Se olía que algunos lo querían regalado— lo toreaban—al final el tío, les cobraba hasta el último centavo…

Con sus 91 años, no deja sus herramientas, pensando en algún cachuelo— Don “Cesar Rómulo  Caballero Gago”—muy querido—por la gente del cono sur. Cada tarde de fin de semana, con unas cervezas—»rubias heladas»—en cualquier esquina o bodega, la alegría en el barrio. En cumpleaños de algún vecino—bailar—generaba ovación, un espectáculo cuando bailaba tango y cantaba temas de Carlos Gardel—Caminito—seguía con—Don Goyo—canción original del cantautor colombiano Gustavo Quintero…Tiene su familia en Lima—y viajó a verlos—pero no duró, sin pensarlo dos veces—regresó— a su querido Bruces, él cobra de la pensión 65, cada 2 meses, 250 soles….FINActualizado_recientemente24.jpg

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