Merendola de Hormigón: el baño frustrado

Merendola de Hormigón: el baño frustrado

En los años noventa – dos mil,  mi compadre «El Pipa» y yo organizábamos, junto a otras amigas y amigos del colectivo «Kontracorriente» de Vallekas, el festival “Palomeras Rock”.

Cuando terminaba el evento y habíamos conseguido pagar a los artistas y proveedores, jactándonos de nuestro triunfo, teníamos como costumbre, una vez avanzada la madrugada, colarnos en la piscina de Moratalaz y hacernos unos anchos en pelota picada.

Quiso el destino de aquel  año (sería dos mil y poco), que cambiásemos de instalaciones; así que en ésa ocasión nos fuimos a la piscina de Palomeras. Cuando nos presentamos en frente del portalón de carga/descarga de dicho recinto, el Pipa, en su faceta más acrobática, se saltó la verja en cuestión de segundos.

Supongo que para redundar la seguridad de la finca, habían soldado una plancha metálica de forma que hacía la valla más alta. Comprobé que era una soldadura bastante cutre en cuanto subí, me descolgué confiando todo mi peso en dicha placa, y ¡Katacrok! :  merendola de hormigón.

Seguramente el estruendo formado por el galletón que me di despertó al guardia de seguridad, ya que vimos moverse la luz de una linterna, lo que nos empujó a correr y amochambrarnos en el hueco que había entre los matorrales que rodeaban la finca y el muro de la valla que daba a la calle. 

Al cabo de unos pocos, pero larguísimos minutos en los que no ocurrió nada, nos entraron ganas de orinar, así que procedimos a bajarnos los pantalones y los calzoncillos, intentando no levantar nuestras cabezas por encima del arbusto que nos servía de escondite y así, de cuclillas, iniciamos una micción inverosímil que tuvo como cénit la gran pillada de marrón.

Imaginaos la postal:

Primero vemos la luz que “escaneaba” toda la línea de aligustres y se detiene en nuestra zona por lo que, de forma instintiva, cambiamos nuestra posición, situándonos paralelamente entre el arbusto y la valla y adoptando una posición similar a la que se toma para jugar a «churro, media manga … manga entera».  Pero con el culo al aire, ya que no nos había dado tiempo a subirnos los calzones. Para que os hagáis una idea, tenía  el perineo (o «frontón») del Pipa a apenas unos centímetros de mi nariz, y su ojete, a otros pocos de mis gafas.

Cuando vi iluminado todo el caminillo de arbustos, incluyendo la espalda de mi amigo, supe que nos habían colocado, al igual que adiviné que lo primero que vio el empleado de seguridad fueron nuestras nalgas dándole las buenas noches.

Lo siguiente fue escuchar el agudo pitido de un silbato, y entonces supimos que estábamos expulsados del terreno de juego. Nos incorporamos, y con las  manos arriba, los gayumbos por los tobillos y nuestros cipotes mirando al césped, tímidos y respetuosos ante la autoridad, le dije:

“La versión corta es que mi colega y yo, que nos llevamos muy bien, nos estamos dando por el culo. Si quieres te cuento la versión larga”…

 F I N

la verja y la pasión

aligustre's birdview

ubicacion_piscina_palomeras.jpg

 

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