LA CALLE DE LOS PIMIENTOS
El escenario era el mismo; los mundos distintos. Su diferencia: el horario. Ambos compartían vida: una adulta, responsable, femenina: atareadas amas de casa que con celo minucioso buscaban las carnes al mejor precio; la otra infantil, con los niños ruidosos intentando compensar en un ratito su escolar encierro, llenando de algarabía el asfalto con su...