LOS MISTERIOS DE LA ABUELA
Tenía 9 años cuando me despertó un grito desgarrador, era como un aullido salvaje y desolador de mi madre al morir mi abuela Casimira. Mi madre me acerco a dar un beso de despedida a mi abuela. Me impresionó la frialdad de su cara, y me intrigaba como habían entrelazado sus dedos artríticos y fríos...