Ese olvidado tango
Ellas son dos, casi como mellizas, pero no lo son. Cuando yo nací, dice mi abuela Alicia, dormía sólo en brazos. Ella siempre tenía los suyos disponibles para mí. Cuando los brazos de todos se agotaban, ella estaba ahí, fuerte y ágil tal como había sido veinte años antes con cada uno de sus hijos....