El Abanico de Sándalo.
A mi mamá siempre le gustaba guardar los objetos que le recordaban cosas especiales. Solía sentarse al filo de la cama cada sábado para sacar uno de aquellos objetos y contarnos su peculiar historia, con la única compañía de un café caliente. A mí me gustaban sus historias, sobre todo la de aquel hermoso abanico...