UNA CASA AZUL PARA MÍ.
«¿Estás segura, cariño?» Alma me miró con sus ojos negros entrecerrados, intentando comprobar si los míos iban de nuevo a la deriva. Pero hacía tiempo que yo había conseguido la fuerza necesaria para sentarme junto a ella y enseñárselo; solo había estado esperando el momento adecuado. Cuando me anunció, aquella mañana, que estaría conmigo un...