Y A DIOS TAMBIÉN LE FALLA LA COBERTURA
Pueden mis tripas dar fe de que no fue sino el hambre lo que me llevó a San Abundio, que dos días de ayuno cumplían las desgraciadas y por buscar alimento, no dudaron en empujarme a suplicar puchero en aquella parroquia. La vuelta se dio el cura cuando escuchó ruido,...