Tras la misma suerte.
La ciudad quedó atrás cuando Dionisio toma el único autobús que lleva su mismo destino. Horas después, un campanario sobresale y unas letras poco legibles sobre el camino, anuncian la próxima parada. Dionisio sonríe cuando el bus sube por una calle ancha y empedrada – por fin estoy en san Joaquín-. Se dice para sí....