En el río de mis secretos
Malditas las palabras que hieren y las bocas que las pronuncian, maldito el dinero que nos pudre, las tierras que perdiste incomparables al amor inmenso que nos envuelve. Maldito el orgullo asfixiante, más poderoso que la compasión y que las lágrimas de su corazón… Lo sé, eran otros tiempos, quizás no menos difíciles que estos,...