Humedeced siquiera mis cenizas
─ Es una lástima que ya nadie sepa llorar, lamentarse como debe hacerse, como se ha hecho toda la vida, con sus sollozos y sus gemidos, con sus desgarros y sus lágrimas, por los dos ojos a la vez, como las imágenes de las Vírgenes en los pasos de Semana Santa, lágrimas de verdad, de...