Una tostada y un café
Margarita hundía sus delicadas manos en la masa con fuerza, como poseída por una furia que la invadía y recorría su cuerpo de pies a cabeza. De vez en cuando una lágrima surcaba sus mejillas, que se limpiaba con el dorso de la mano para no manchar su rostro de harina. Lo hacía con disimulo,...