la ilusión de Adelelmo
Muy temprano, Adelelmo estaba cepillando a su yegua consentida, de repente sintió que ésta se esquivaba al contacto del cepillo, se fijó y miró que la cola la hacía de un lado para otro, el labio superior lo levantaba muy seguido y relinchaba. —¡Ya estás en celo, mamacita! Rápidamente dejó de cepillarla, la encerró muy...