SOMOS MÁS VALIENTES DE LO QUE PENSAMOS

SOMOS MÁS VALIENTES DE LO QUE PENSAMOS

Cuando me quedé viuda, como a la mayoría le pasa, se me hundió el mundo. Particularmente siempre había temido vivir en solitario. Había sido una persona muy feliz que siempre había compartido mis vivencias. Necesitaba a mi lado una persona con quien simultanear mis sentimientos, intimidades, e incluso aunque parezca banal, hasta los chismes de mis amistades.

Pero somos mucho más valientes de lo que pensamos. Hay algo fuerte en nuestro interior, quizás la superación, dándole un giro a nuestras vidas. La inquietud es otra de las facetas junto con la curiosidad, las que te ayudan a seguir el camino de la vida.

Al principio, cuesta bastante no tener a tu lado a la persona con quien has compartido tantos momentos de tu vida y, te revelas con quien se ha llevado para siempre tu ser más querido. Algunas veces, sobre todo al principio, hablas con tu ser amado y le cuentas todos tus deseos, penas que tienes dentro de ti, como si fueras una persona perturbada.

Más con el paso del tiempo, te vas haciendo más fuerte y con algunos trucos vas apartando esa soledad de tu lado, y vas repartiendo el tiempo entre tus hijos y amigos comunicándoles parte de los pensamientos que brotan de tu interior. Dejas tu hogar y saboreas lo nuevo de la vida, lo que el destino te ha acercado a tus manos, son diferentes sabores, pero lo son.

Algunos buscan el sabor de la comunicación con una nueva pareja. Empiezan una nueva vida, completamente diferente a la que tenían con su ser amado, pero van aprendiendo a compenetrarse con la nueva persona, con todos sus defectos y cualidades, adquiriendo la nueva oportunidad de la aventura.

Los que no hemos optado por una nueva pareja, vivimos en solitario, pero aprendemos a saborear el amor al teatro, al cine, las reuniones en una cafetería, un concierto, etc.

Aprendemos a manejar el ordenador y nos metemos en estos concursos de Fuentetaja, donde vamos insertando nuestros sabores, alegrías y penas, apartándote de aquella soledad tan temida.

Las que somos de condición extrovertida, reemplazamos el sabor de la compañía por verter nuestra soledad en sencillas escrituras, en actividades que te ilusionan como la pintura, idiomas que los tenías olvidados en el cajón de la mesilla y que van llenando lo que te queda de esta nueva vida.

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