El arca de Gabriela
Recién duchada, me senté en la cama —frente al espejo— y me coloqué la primera media. Habíamos quedado en Lamucca y me sobraba tiempo. 19:34 en el reloj de la mesilla. Los dos puntitos parpadeando, constantes, como la lluvia que rítmicamente golpeaba el cristal de mi ventana… Por la mañana, los directores locales me habían...