Su sabor
La tengo frente a mí. Puedo observarla, esa sonrisa resplandeciente, sus ojos azules y profundos, como el océano atlántico, su pelo negro y brillante y ese rostro angelical. La amo, no caben dudas. Solo un ciego podría ignorar su presencia al caminar. Puedo sentir su sabor en mis labios, dulces como la miel. La pienso...