Una vieja de aldea
El viento arreciaba. La lluvia no cesaba. El sombrero del caballero de mi derecha, atemorizado, salió volando. Era tarde de gabardina y paraguas. A lo lejos se asomó la locomotora, sugerente, empapada, sonora. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez? ¿Veinte años tal vez? ¿Me reconocerías? ¿Cómo me saludarías? ¿Te echarías a mis brazos...