Nunca morimos de viejos
Tan fácil como cerrar el cuarto. Doblar el periódico. Quitarse las gafas luego de un tibio masaje en las sienes. Echarse suavemente en la cama y esperar. Esperar lo imprevisible que sin embargo se anuncia un par de segundos antes.La calefacción se apagó de repente cuando Kallum abrió los ojos. De una parte se sintió...