Ella
Y ahí iba ella, recorriendo las mismas calles; la brisa fría dolía en su cara y una espesa niebla invadía sus pensamientos. Ahí estaba ella sentada de nuevo, con el frío que lleva dentro paralizando sus manos, doliendo a cada instante, escuchando el crujir de sus dedos como madera vieja mientras deja que de a...