Esos ojos parecen proyectar ira, piensa el profesor del taller de escritura.

En cambio, en su interior esa alumna solo busca la paz.

Al profesor se le cae de las manos un bote lleno de lápices. Lo ve recogerlos del suelo con torpeza.

Sin quererlo lo ha puesto nervioso, pero no puede controlar su penetrante mirada que va del relato que tiene en las manos al trémulo profesor.

A lo mejor aparte de enseñarle a escribir correctamente, podría aprender a mirar sin asustar.

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