Purpurina, confeti y mucha magia
Buscando la tranquilidad en mi viaje de rutina, ajusté el retrovisor y respiré hondo; en mi mente, como cualquier otro día, sólo era una hora de viaje de Valladolid a Lerma, un sencillo trayecto que había recorrido cientos de veces. Vamos, un día como cualquier otro. Hoy no llevaba copiloto, sino a una madre, Alba,...