I

Escucho tu voz tan cerca en sueños,

pero tu cuerpo yace lejos, a kilómetros enteros,

el día se hace eterno, las horas van sin prisa

y llega la noche anhelada, con tu voz como una brisa.

Veo como van cambiando las estaciones,

como se olvidan ciertas canciones,

como pasan los días de nieve inclemente,

a florales tiempos de lluvia reciente.

En alguna parte y en algún momento

dormiremos juntos de nuevo, en gran reencuentro.

Por ahora no te vayas, ni por un segundo,

que quedaría yo desolada y mi cuerpo moribundo.

Las horas y las tardes se confunden mientras vuelo,

lejos a otras tierras donde por ti me desvelo.

Pero he entendido que a ti te andaba buscando,

ya no hay más duda de que sólo a ti te quiero.

Y yo aquí, lejana,

al otro lado del océano, espero.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS