Un otoño que derrama sus hojas
tiñendo las calles
colores roble escarlata
o amarillos profundos.
El otoño cálido entra
por la ventana una mañana
con algún corredizo viento soplando
entrando sin permiso
concurriendo con frescura por el ventanal
corriendo las bellas cortinas
arruinadas por la humedad
en una casa abandonada
desolada
-¿Qué tan desordenada
estaba mi mente?-
que no me dejaba apreciar
ni admirar el presente
ardiendo por el correr de un tiempo
desesperada sintiendo
mi vida siempre a destiempo.
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