Voy en el tomo III de una zaga que no deslumbra final. Las páginas están escritas con emotivas historias de una lucha constante por avanzar. Cada historia la acompaña un sendero montañoso de altas raíces que hay que esquivar al caminar. Algunas son tan altas que treparlas causa malestar. Otras son tan bajas o imperceptibles que no dificultan el andar. Las que están al medio alcance, permiten gozar del triunfo y la satisfacción que da sobrepasarlas con esfuerzo y habilidad. En ocasiones no sale el sol y todo es oscuridad, pero da alegría encontrar en medio de las copas altas de la soledad, una luna que brilla con intensidad y no deja apagar la confianza en un sol que volverá. Fuertes tormentas impiden adelantar, generan lodos que arrebatan la felicidad. Lluvias generosas refrescan las emociones y crean expectativa de libertad. Y un día cualquiera el sol vuelve a brillar, no se puede recuperar lo que el lodo atrapó. La lluvia no borró las marcas de inseguridad, pero los rayos alumbrando el camino dejan ver con claridad, que el sendero no tiene final y la zaga continuará hasta que el autor diga no más.
Interesado por: Me interesa la literatura en un sentido amplio, sin predilección de género, Microrrelato, Cuento corto / relato breve, Novela corta / nouvelle, Novela en un sentido amplio, Novela de género (negra, histórica, ciencia ficción, entretenimiento…), Poesía
Autores o libros favoritos: George R. R. Martin “Game of thrones”. Jostein Garder “el mundo de Sofía”. Antoine “el principito”.