Oh, dolor. Oh, agonía que me envuelve.
Oh, este suplicio que me carcome desde lo más profundo de mí.
Y no para, y no cede.
Y me retuerce.
Cual cuchillo empuñado por un criminal
en las entrañas de un inocente.
Cual lombrices lo harán en mi ser
cuando me halle la muerte.
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