Nunca fue sencillo hacerse la idea de que tenías que marcharte de donde has sido feliz durante tanto tiempo. No estamos acostumbrados a decir adiós, tampoco somos conscientes de que la vida son etapas, que estas terminan y empiezan otras, con nuevos retos y otra gente.
Lo peor de todo es darse cuenta de que no formas parte de alguna de ellas, de que antes eras la portada y ahora te has convertido en un marca páginas perdido. Quieres creer que es porque ha dejado de leer pero esta vez es porque ha cambiado la forma de marcar su libro.
Es difícil asimilarlo porque en tiempo de exámenes todos queremos algo que nos marque, y para ti es complicado cambiar de marca páginas a pósit, pero abres los ojos y ves que si el resto puede tú también eres capaz de ello.
El reloj de arena se termina, acabarán exámenes, volverá la fuerza para darle la vuelta y que empiece de nuevo. Es duro, pero estás aprendiendo y aunque cambie la época, siempre empiezas leyendo el libro por segunda vez acordándote del final.
Queda poco, se aguantará, aunque sea complicado; el camino es el correcto y parece que esté lejos, pero ya vas encontrando resultados y sintiéndote un poco mejor.
Solo puedo decir gracias, seguiré intentando ser algunas líneas en los libros de mi gente y guardaré de la misma forma que un pirata su tesoro, los capítulos que hasta aquí he vivido. La verdad, no era mi plan, pero el marinero también abandona el barco cuando no le da seguridad, además busca una nueva tripulación en la que hayan ganas, confianza y el trabajo sea a partes iguales.
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