No se quien soy, en que punto me encuentro y hasta perdí de vista, en que momento me dejé a mi mismo por amar a los demás, en qué momento me deje perder y hasta cuando podré seguir así. Me he preguntado ¿Qué es el amor?, se que es una pregunta sencilla pero tan difícil de responder, y resulta difícil porque no he sabido amarme.
He buscado cobardemente que me diga un libro, un diccionario, un psicólogo o un buen consejero cual es la respuesta a esta pregunta; encuentro significados, descripciones, sinónimo y novelas dedicadas a ello, pero en que momento le he dedicado un capítulo o mínimo unos instantes al amor propio en la historia mi vida; creo que es aquí donde todo debe partir.
Desde pequeño me han enseñado a amar a los demás, amar a papá, mamá, hermanos, abuelos e infinidad de personas que se han sumado mi árbol genealógico; incluso si he tenido una pareja, he decidido amarlo también y a quienes son parte de él; he aprendido a jurar un amor ciego y eterno, un amor sin derecho a replica, con voz sorda y mirada agachada, sin derecho a nada y sin lugar en ninguna parte.
Y sí, en ninguna parte, pues tampoco le he dado el lugar que se merece dentro de mi mismo, porque estoy tan acostumbrado a regalarlo al primer postor que se me pone por enfrente, como quien dona una moneda en la calle a un mendigo como gesto de caridad y sin darme cuenta que ese gesto lo necesito para esa persona tan indefensa y tan invisible, si, me refiero a mí mismo, pues nadie me ha enseñado a amarme ni tan solo un poco; me han enseñado a perecer en el amor y por el, creyendo que no merezco ni un poco de ese sentimiento y sintiéndome obligado a ser los proveedor del amor para los demás.
Pero, ¿Hasta cuándo seré yo quien reciba en lugar de dar?, hasta cuando seré aquel que lo reciba de la única persona que me ha acompaña siempre, «Yo mismo»; me he puesto a imaginar como sería mi mundo si por primera vez en mi vida decidiera cambiar la forma de hacer las cosas, si por fin decidiera cerrar el canal del amor de mi mismo para el resto?; ¿Que pasaría si un día decidiera guardarme el amor para mi propia persona y racionar de poco en poco mis restos para los ajenos?.
Seguramente sería tachado de egoísta, déspota, tirano, incluso sería una mala persona ante los ojos del resto y eso, justo eso, es lo que nos frena a dar ese paso tan pequeño, pero tan gigante a la vez; ese paso que sin duda cambiaría el rumbo de mi propia historia, la forma de ver la vida y de verme a sí mismo.
Hoy decido recuperarme a mi, decido quitarme la venda de los ojos, decido mirar hacia atrás y recuperar los restos de lo que fui. Hoy decido ser yo el centro de mi universo, pegar los pedazos para formar una nueva versión de mi. Hoy me armo de valor y decido jamas cometer el mismo error y amar a ese ser indefenso que no del que no he tenido siquiera un poco de misericordia.
Hurgaré en mi interior y trataré de encontrarme aun entre las tinieblas de mis propios demonios, luchare contra ellos por mí y me rescataré como cualquier príncipe azul rescata a su princesa en un cuento de hadas y al encontrarme libre y conmigo mismo, curaré mis heridas, resanaré mi propio corazón, me amaré con locura y me haré el amor. Lo haré por mí antes de que sea demasiado tarde y no encuentre un solo rastró de lo que un día fui. Porque al fin entendí que no podre amar sin amarme.
Si no sabes amarte, no busque el amor en alguien mas.
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