Érase una vez este lugar de duendes viejos donde el sol a veces de puro capricho no asoma la cara. Aquí bajo este cielo yo camino solo, sin más compañía que la de un sombrero que tiene alas pero no tan anchas.

Con el cortejo de un montón de cuervos con plumajes negros como la obsidiana. Por aquí camino yo… caballero de un reino olvidado, con un estandarte hecho cien jirones y un montón de sueños exiliados.

Por aquí camino yo.. errante y sin rumbo, como el quijotesco sueño de un pobre hombre que enfrentó sin armas molinos en el viento.

Así de noches oscuras, de tardes de lluvia así me fui haciendo viejo.

Así como el horizonte que sostiene al cielo, como las orillas de los agujeros que no tienen prisa por caer de golpe y no tienen miedo del oscuro centro.

Soy el último rincón de un sueño que se apaga, el más callado grito de tu recuerdo….de mi recuerdo.

Soy frío, pero me alivio al tacto, soy fuerte pero no parezco serlo…

Aunque ahora ya no sé quién soy, de tanto andar se me ha perdido el hilo de mí Ariadna, de tanto buscar esa estrella lejana me he perdido al cielo, que Dios me perdone por ser tan distraído!!, que Dios sepa que no he sido ciego!!, solo creo buscar algo que ni yo mismo entiendo.

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