Gavriel se remangó la sudadera para limpiarse las perlas de sudor que bailaban sobre su frente. Habían pasado exactamente 24 horas desde que había saboreado hasta la última gota de sangre de las ratas que habitaban en el castillo abandonado. Miró su reloj con exasperación y dejó salir un profundo suspiro. Sentía que su garganta...
Seguir leyendo
24
0