Carlos estaba muerto, pero aún no lo sabía. Se levantó la mañana del once de marzo, a las siete horas y veinte minutos, dejando su cuerpo atrás sin verlo.
Un clásico onírico del siglo XIX de la autoría de nada más y nada menos que Franz Kafka entre transformaciones y gritos de pudor nos llevan a cuestionarnos; ¿Qué queda en nuestro universo cuando el cuerpo se va?
De las estrellas hemos venido, para aparentemente quedarnos… y luego, a través de ese tan cruel proceso nos vamos para siempre a un lugar desconocido. Me pregunto entonces… ¿somos polvo de estrellas o el mero polvo?
No sé si hablar en voz alta sirva de algo, la idea de que estás ahí en alguna parte, o solo es una idea en mi cabeza. Verte con flores pudrirse sobre tu tumba me cuestiona el tiempo, la muerte, quisiera llorar hasta desbordarme pero simplemente no puedo. Ahora ando perdida por la vida sin...
"No tengo nada más para decir. Por favor ordéneme pena de muerte. Es hora de mi final. Es lo que me merezco. Acaben con mi existencia, por favor… “– Últimas palabras de Alissa Adams, quien fue asesina de más de 40 personas con actos brutales. Fue sentenciada a la silla eléctrica por solicitud propia el...