En un frío día de otoño del año 2292, en un humilde estudio de las afueras de Bruselas cerca de los suburbios de París, el anciano profesor Tinqlin ordenaba sus viejos sensores ideográficos en sus respectivas cajitas mientras saboreaba un té con masitas. Esa tarde había estado haciendo una demostración para sus colegas de cómo...
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