Asedio
Nos conocimos en el gimnasio de la residencia. Yo iba todas las tardes cuando sabía que no había demasiada gente, aunque la verdad es que casi siempre estaba vacío porque era pequeño y las máquinas estaban viejas y oxidadas. Era un sitio deprimente, pero a mí me gustaba por el silencio y la misteriosa calma...