La suerte de los corderos
Al derrumbarse sobre la acera se percató de que los tobillos de la mujer eran delgados y de que lucían, a todas luces, frágiles. También que los dedos de sus pies eran puntiagudos, parecidos a los dedos de una rata, o musaraña, largos, firmes y huesudos. Estos asomaban por unos pequeños agujeros en la punta...