Ya he encendido el gas, está todo listo y he dejado una nota para Ana encima de la cama, espero que me perdone. Siento como el cuchillo se adentra en la carne, es una sensación curiosa. En un par de horas llegará Ana, espero que no se asuste mucho cuando se lo encuentre todo y que no la avise nadie antes, ahora sólo me queda un último rato para relajarme en mis pensamientos.

Ahora que caigo, ni siquiera hace un mes que estoy en el trabajo nuevo, vaya horror, menos mal que ya se acabó. Por lo menos mi jefe parecía una persona competente, no sé cómo ha podido rodearse de tantos inútiles. Solo he participado en dos proyectos, pero prácticamente los hemos sacado entre él y yo. Rubén no paraba de hacer preguntas estúpidas sobre los formatos y tipos de letra para las presentaciones y a Yolanda, entre los cigarros y los cafés, creo que sólo la he visto trabajando una hora de la última semana y parecía que en vez de trabajar estaba viendo pisos en internet.

Pero bueno por suerte este trabajo se acabará pronto, y pensando en Yolanda y los pisos, cómo es posible que no haya sitios para vivir, ¡y en una ciudad tan grande! Ya hace ocho años que me tocó venir aquí y no fue muy difícil, encontré rápido un sitio en alquiler, pero no me imaginaba el infierno que sería vivir aquí a medida que pasaban los años. Dos años hace ya que empecé a buscar un piso que pudiera comprar, después de cuatro alquileres distintos, en pisos antiguos, carísimos y sin saber si de un mes para otro iba a tener que coger todos mis muebles y buscar un nuevo piso, como ya me ha pasado una vez. El maldito casero le puso los cuernos a su mujer y ahora necesitaba mi piso para vivir. Así que después de aquello me propuse acabar con la intranquilidad, la «libertad de no estar atado» como llaman algunos a vivir de alquiler no estaba hecha para mí, pero nada, al final ha sido imposible hasta ahora encontrar ningún piso que comprar, a pesar de que los ocho años que llevo aquí no he parado de trabajar en un sitio u otro, incluso a veces en dos a la vez. Se ve que todo eso no sirve para nada, si no ganas dinero como para ahorrar o no tienes una familia con dinero, no sirve de nada que gastes poco, que hayas conseguido un trabajo fijo, supongo que a los 60 años será la mejor edad para comprar una casa y pensar en formar una familia…

¡Uy! que fría está el agua, con lo cansado que estoy casi no lo notaba… Voy a calentarla un poco más porque empieza a ser molesto.

Y claro todo esto de la maldita vivienda es un problema de la gente sin dinero, como casi todos los problemas, al iluminado que dijo que «el dinero no da la felicidad» o tenía dinero o era imbécil, no hay más opciones. Estoy harto de la gente que dice que el dinero no es importante, si lo hubiera tenido no estaría aquí ahora. Desde el mismo momento en que naces el dinero es de lo más importante, es la diferencia entre tener que hacer todas las tareas de casa mientras tus padres trabajan o poder tener 3 horas al día para estudiar, la diferencia entre tener que aprender tu solo, aunque te cueste o de poder disponer de profesores particulares para que te ayuden. Pero bueno esto no parecerán cosas importantes, supongo que los que no valoran el dinero no han pensado de donde salieron sus clases de violín, piano o guitarra, o lo diferente que es ir de vacaciones a Francia y descubrir idiomas y culturas o simplemente quedarte en casa porque tus padres tienen que seguir trabajando. Y claro todos estos problemas solo son siendo pequeño, vamos más allá, ¿la universidad? Pues si tus padres no tienen dinero, puedes trabajar mientras estudias, cosa que lo complica todo, por ¡el tiempo! porque el dinero da muchas cosas, pero sobre todo da la posibilidad de tener ¡más tiempo!. Y no es solo tener que trabajar para poder alquilar una habitación, es la comodidad de que tus padres te compren un coche para ir a la universidad o tardar 3 horas en transporte público. O la diferencia entre poder pagarte la comida del comedor o tener que pasar hasta las tantas preparando la comida del día siguiente… Y aun no llegamos a la edad adulta, así que el dinero no da la felicidad, pero por lo pronto ya llegas mucho mejor formado y con muchas ventajas y ahora la vida real. Si tienes a tus padres por ejemplo, que te den un apoyo para alquilar un piso durante los primeros meses, pues mejor. Si no, es posible que no puedas aceptar ofertas en una ciudad nueva hasta que ahorres trabajando de lo que puedas viviendo con tus padres, pero bueno como dicen el dinero no…

«Ding, dong»

Vaya el timbre, seguro que ya está aquí Luis con las botellas de vino y pronto llegarán los demás, menos mal que ha llegado, ¡que negativo y enfadado me pongo cuando cocino! Por lo menos me dio tiempo de prepararlo todo y además creo que la carne me ha quedado muy rica. Seguro que cuando llegue Ana no se va a esperar la sorpresa que le hemos preparado por su cumpleaños, se pegará un pequeño susto al ver a tanta gente, pero se lo pasará genial. Además ya me he adelantado escribiéndole una carta para pedirle perdón y como recompensa por el mal rato, un par de entradas para el musical que lleva meses queriendo ir a ver.

Bueno voy a abrir y a disfrutar de la fiesta y a intentar dejar de pensar cosas negativas, que mañana será un nuevo día, con un nuevo trabajo y vamos a ver uno de los pisos que más me han gustado para vivir, ojalá nos guste y nos dejen bajarle algo el precio.

– Hola Luis, ¡cuánto tiempo! y que buena pinta tiene ese vino…

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