La cebra feliz
Amaba sentir la fresca brisa del atardecer mientras bajaba trotando la colina, desde ahí podía ver mi hogar. Mi padre llegaba después de horas en el campo, mi madre salía a recibirlo; mis amables vecinos venados asomaban la cabeza desde su ventana para saludarlo también. Todo era felicidad en la tierra donde nací, un lugar...