Mi herida favorita.
Tenía diecisiete años cuando mi interés por los hombres se tornó al lado contrario. De pequeña siempre me enseñaron que la mejor opción para ser feliz era casarte con un hombre guapo, o por lo menos que te gustara a ti, o a tus padres. Nunca me quedó clara esa manera de pensar, eso que...