Piel de seda.
– A esta gatita aun le quedan muchas vidas por vivir – suspiré aliviado al recogerla y comprobarla viva. Fue un instante confuso, las lamparas nocturnas de sus ojos verdes brillaron en el camino advirtiéndome. Se movió ágil. Presioné el pedal de los frenos y logré atenuar el golpe, mientras el animal saltaba en último...