En esta maleta no cabe casi nada, dijo mi madre. La compró tu abuelo llenándola de ilusiones que trajo a su nuevo pueblo con sus hermanos. Las repartió entre ellos equitativamente. Unos las gastaron en la vida con generosidad. Otros las guardaron con avaricia y se perdieron. Después llegaron tiempos duros y baldíos. La llevó tu padre a la guerra. ¡Vacíala! oí en una voz apagada.

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