Si tu me dices ven…
Te regalé una bonita sonrisa de Joker, cuando te ví mirándome desde la taza personalizada que me regalaste, con tu cara pegada a la mía, colocada entre un CD de Los Panchos y el «manual de la perfecta cabrona», y que ahora sirve para almacenar miserias: alianzas de compromisos caducados, copias de llaves para invitados...