Una vida en la silla de mimbre.
Miraba abstraídamente por la ventana el vaivén de árboles, y el viaje de nubes. En una silla de mimbre, descansaba y moldeaba sus arrugas, en un esfuerzo por hallar nuevas ideas. En el rincón de una repisa, guardaba todos los pasajes que compró hace años. Que sólo compró, pues nunca viajó. Escribía sobre esos viajes...