Al otro lado del Monte
Todos en el pueblo esperaban el día en que fuesen al otro lado del Monte. Y lloraban de alegría cuando por fin subían al tren y su viaje podían emprender. Ilusionados, veían el pueblo del lado opuesto acercarse tras la ventana. Sin duda, valía la pena esperar. ¡Qué paz se podía respirar!… Y qué triste...