¡Lo encontré!
Entro directo al dormitorio. Me quito la cazadora vaquera y la coloco sobre la butaca negra de la esquina. Ante mí, la mullida cama con funda nórdica de flores negras y blancas, la alfombra peluda gris a los pies, el espejo redondo labrado en negro encima de la cómoda blanca. Todo aparece ordenado, impoluto, como...