EL PORTÓN
Saliste atrás de él aquella mañana y no para seguirlo porque ya sabías dónde iba. Saliste y punto. Abriste el portón que chirrió con su sonido habitual. El riel brilló húmedo todavía de rocío y giró en la curva rozando como siempre en el defecto de la guía. Alguna vez se trabaría del todo, lo...