PÉRDIDAS
El comandante dio la orden de matar a mi marido y a mis hijos. Se apoderaron del ganado, se llevaron camas, muebles, robaron todo. Cometieron atropellos contra los pobladores de La Esmeralda. Nos tacharon de guerrilleros. Fue una pesadilla. En cuestión de días, la región perdió más de la mitad de sus habitantes, se tornaron...