Mi buen amigo H.H.
Durante algunos meses tuve bajo mi cama a un inspector de Hacienda. Por aquel entonces era bastante habitual que buscaran cobijo en las casas, dentro de un armario ropero, debajo de la mesa camilla del comedor o tras las cortinas de una ducha desahuciada, junto a una regadera de latón, la fregona o una palangana...